ESCENARIO POLITICO
- La lucha encarnizada por el poder
en Sonora, en el contexto de la sucesión en 2021, se cierra entre el proyecto
de Manlio Fabio Beltrones que representa su hija Sylvana y Alfonso Durazo, que
sin hacer campaña, impulsado por el fenómeno AMLO, pone en riesgo el objetivo
transexenal beltronista; Antonio Astiazarán, el amigo de José Antonio Meade, bien
en su papel de comparsa.
José René Rosas
El obsoleto
y decadente sistema de partidos que deriva en una simulación democrática, a
propósito del presente proceso electoral, a pesar de las miles de evidencias de
corrupción, complicidades e impunidad para los ladrones de cuello blanco, aun
continúan manipulando al electorado con engaños y promesas de antemano
incumplidas; sin embargo, los ciudadanos seguimos apostando con esperanzas
renovadas, como sucede cada periodo electivo, a que las condiciones de vida
cambien para mejorar con los nuevos gobiernos, después viene el desencanto y
aquel candidato que idolatraron, defendieron y apoyaron con su voto, resultó en
las mismas prácticas del ejercicio del poder a la mexicana; alcaldes,
diputados, senadores, gobernadores y presidentes, terminan sus periodos con
estatus de magnates, con insultantes ganancias económicas, negocios y
propiedades, en tanto el resto de los comunes mortales, es decir, la inmensa
mayoría de la población, padece de los mismos problemas, inseguridad, falta de
empleo, deficiencias en los servicios de salud, pobreza, marginación y un largo
etcétera; esta es la ganancia que el sistema político reparte entre la
sociedad.
La
contrastante realidad parece pasar desapercibida por una gran parte de los
ciudadanos, algo así como una especie de círculo vicioso, un símil de la
historia de telenovela que destaca el drama amoroso de los protagonistas, donde
la cenicienta, a pesar de los constantes engaños y abusos de su príncipe azul,
vuelve a confiar en sus promesas de cambio, que finalmente nunca se concretan;
en este círculo está atrapada nuestra sociedad, víctima de la manipulación del
poder, los políticos en los cargos públicos trabajan en su beneficio y de sus
grupos afines, cometen fraudes al erario, abusan de sus puestos desafiando a la
sociedad, luego buscan otra trinchera para operar igual, se presentan con un
nuevo look, afinado discurso y sucede lo que en apariencia pareciera increíble:
el votante cree otra vez y lo respalda con el sufragio, un claro ejemplo del
impacto de la psicología del poder, el pueblo se convence que merece los
gobernantes que tiene y que está obligado a rendirles tributo.
El contexto
sirve de marco de referencia para ubicar, en su justa dimensión, el proyecto
que tienen que ver con esta realidad y que refiere al proyecto transexenal del
grupo que actualmente mantiene el control del aparato de gobierno estatal, el
de Manlio Fabio Beltrones. Con Claudia Pavlovich en el Poder Ejecutivo y el
respaldo de la estructura ligada al régimen, las dependencias e instituciones
que en teoría debieran servir a los sonorenses, son utilizadas con fines
electorales para apuntalar la candidatura de Sylvana Beltrones al Senado de la
República y con ello crear las condiciones, en los próximos tres años, para que
la hija del ex dirigente priísta consolide la estrategia que la coloque en la
antesala del inminente relevo en 2021; en pos de este objetivo, los recursos
humanos y financieros, fluyen a la campaña de Sylvana, cuantiosos por supuesto y
que evidentemente no salen de la fortuna personal de Beltrones, sino del
presupuesto a través de triangulaciones con empresas ligadas al grupo, cínica e
impunemente reproducen el modelo ejercido en el gobierno de Chihuahua.
Al respecto,
conviene analizar a conciencia la pregunta siguiente: ¿Conviene a Sonora el citado
proyecto? El sentido común indica que no, Beltrones fue gobernador y los
negocios particulares que al amparo del presupuesto están documentados, sus
huellas dactilares están regadas por doquier, al igual de sus beneficiarios, en
especial Ricardo Mazón Lizárraga, el compadre incómodo, cerebro y operador del
cártel político; los empresarios que integran esta red de complicidades son
ampliamente conocidos en los círculos financieros y son los mismos que están
hoy lucrando con su cercanía al poder, todas las obras que ejecuta el gobierno
estatal llegan etiquetadas a los municipios, se hace la faramalla de las
licitaciones pero se acata la instrucción de asignarlas a las compañías de
antemano palomeadas, éstas a su vez reparten puntualmente los respectivos
"moches", en un esquema de ganar- ganar.
Detrás de
todo el montaje ejecutado metódicamente por los partidos políticos, desde la
selección de sus candidatos, se esconde el verdadero propósito no tan velado
del acceso al inmenso presupuesto público, fuente inagotable de recursos del
que se ha servido una clase política, que de la noche a la mañana, adquieren
rango de sultanes que se construyen palacios y por añadidura, disfrutan de un
estilo de vida propio de monarcas; en sí el sistema presidencialista que opera
en nuestro país se asemeja a una monarquía, donde el presidente es el rey y su
corte los legisladores federales, los gobernadores y los funcionarios de
estado, viviendo a expensas del tributo de sus vasallos, en este caso, el
pueblo mexicano cada vez más asfixiado por la enorme carga impositiva que desde
el Congreso de la Unión, le endosan los ilustres legisladores, remenber el ISR,
los impuestos que encarecen la gasolina, las tarifas de energía eléctrica; el
peso de la corrupción e ineptitud del sistema en el poder, siempre recae en la
población trabajadora, que mediante sus contribuciones al estado, mantiene a
una clase parásita e improductiva.
Ejemplos de
ello hay a diestra y siniestra, para los sonorenses Manlio Fabio Beltrones es
el más ilustrativo, su estilo sofisticado y hasta refinado, cual Emperador Romano,
no puede ocultar que su riqueza y poder político deviene de ejercer cargos
públicos, senador y diputado federal por varias ocasiones, gobernador, sub
secretario, presidente nacional del PRI, desde donde ha tejido una amplia red
de complicidades que trastoca a todos los partidos políticos, a través de la
cual ha podido amasar una fortuna personal cuantiosa, utilizando prestanombres
para la creación de empresas que son favorecidas con obras y programas del
presupuesto público, en giros como la camaronicultura y comercialización de
productos marinos, en la construcción de presas, obras de pavimentación y toda
clase de infraestructura; aunque no se conozcan públicamente, sus negocios ahí están
y nadie en su sano juicio puede afirmar que son producto de la cultura del
esfuerzo; en términos reales, podría decirse que es un hábil y refinado ladrón,
de cuello blanco, que difícilmente dejan rastros visibles de sus acciones, pero
no imposibles de encontrar, como el caso de la triangulación de 250 millones
del erario de Chihuahua a las campañas del PRI.
¿Importa el
origen en el citado proyecto de Sylvana? Claro que por supuesto, no es
propiamente un objetivo altruista el que se persigue sino todo lo contrario, el
cargo de gobernador o en el contexto en cuestión de gobernadora, no es tampoco
para ser dama de la caridad, es para ejercer el poder con todo lo que este
implica, a la par que avanza el ejercicio del cargo público, de forma paralela
avanza una ruta alterna de construcción de vías financieras, negocios e
inversiones en beneficio personal del titular del Ejecutivo y sus más cercanos
colaboradores; en el diseño de estrategias de cómo saquear el presupuesto
público, se concentra la atención del gobernante, una vez lograda y finiquitada
la operación, si aún queda tiempo, se atienden algunas necesidades sociales y
ciudadanas, pero finalmente esto sale sobrando, escapa de la esfera de interés.
En
conclusión esto es lo que está en juego, el negocio, el "bisne", la
ambición por el poder, ya habrá oportunidad de evaluar el actual régimen de
Claudia Pavlovich, beltronista pura, pero además se debe ponderar las
alternativas que se vienen para la sucesión en el 2021, la verdadera pelea que
enmarca el presente proceso electoral y ello se refleja en la pugna descarnada
y visceral entre los candidatos al Senado, la plataforma obligada para saltar a
la gubernatura de Sonora, la candidata del régimen es Sylvana Beltrones, cuyo
único mérito que le valió la nominación es la influencia de su poderoso
progenitor, este es el proyecto transexenal al que se apuesta todo; Antonio
Astiazarán, el amigo del candidato presidencial del PRI, José Antonio Meade, hace
su parte en el juego de comparsas. El esquema a derrumbar es el de Alfonso
Durazo, el inmaculado luchador contra la corrupción que a su vez no explica por
qué y cómo tiene tantas y valiosas propiedades, el futuro Zar de la Seguridad
Pública, el que conviene a cierta ala del crimen organizado; con el boom a su
favor de la ola lopezobradorista, Durazo es el enemigo a vencer del beltronismo,
sin hacer campaña, ha puesto en riesgo el asalto al poder, por enésima vez, de
Manlio Fabio Beltrones.
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